¿Por qué sentimos placer cuando escuchamos música? ¿Por qué a algunas personas les resulta tan difícil aprender matemáticas? ¿Puede ser el bilingüismo un buen entrenamiento para que nuestro cerebro prevenga el Alzheimer? ¿Influye la educación escolar en el desarrollo del cerebro? ¿Por qué nos gustan más unas comidas que otras? ¿Qué partes del cerebro se activan cuando degustamos un vino? Estas y otras muchas preguntas son a las que tratan de dar respuesta científicos de todo el mundo especializados en el estudio del comportamiento del cerebro humano ante funciones complejas: la Psicología Cognitiva.
Y es que todas nuestras acciones cotidianas que no responden a meros instintos pasan por el ‘procesado’ previo de nuestro cerebro: el lenguaje, las emociones, los sentidos, las tomas de decisión, incluso las disfunciones mentales o las demencias. Pero, ¿cómo funciona este prodigioso órgano que nos otorga maravillosas capacidades, que, entre otras cosas, nos diferencia de los animales, y del que sin embargo sabemos tan poco todavía?
Este es el apasionante debate que se vive hoy en día en la comunidad científica en torno al estudio del cerebro, y al que nos hemos acercado estos días de la mano del Basque Center on Cognition, Brain and Language (BCBL), al que estamos apoyando en la comunicación del XVII Congreso Europeo de Psicología Cognitiva, #ESCoP2011.
Durante cuatros días, nos estamos sumergiendo en el Palacio Kursaal de Donostia en este apasionante mundo. Como aperitivo, ayer participamos en el original show “Pintxos on my mind”, en el que los chefs vascos Andoni Aduriz y Eneko Atxa dieron a probar al público piedras y nueces con cáscara que finalmente resultaron ser patatas y dulces. Posteriormente, la científica norteamericana Dana Small, referente internacional en la investigación de la relación entre el cerebro y el sabor, aportó la visión científica sobre por qué la mente puede ser “engañada” mientras degusta un apetitoso pintxo o un vino. Todo un placer para nuestros cerebros.
