Si hay imágenes que valen mas que mil palabras, ésta puede ser una. Podríamos extendernos mucho acerca de la meteórica carrera de la prensa escrita hacia su autodestrucción. Pero basta con echar un vistazo al desolado aspecto de los dispensadores de prensa en las calles de San Francisco. Vacíos, abandonados, ya solo son el vestigio de una época pasada. De un modelo caducado.