18 de diciembre de 2014

Periodismo&Gabinetes de Comunicación

16-10-2009 11-05-32

Periodismo&Gabinetes de Comunicación

Queremos abrir un debate y una reflexión acerca de la relación entre periodismo y gabinetes de comunicación, un debate habitual en tertulias de café entre profesionales que se encuentran en la actualidad a ambos lados de la mesa. Un debate interesante e intenso que no está exento de contradicciones. Hacemos una propuesta inicial con una serie de reflexiones para intentar centrar y provocar el debate. Conocemos los dos lados de la mesa pero no somos tan ingenuos para pensar que siempre hemos tenido las cosas claras cuando hemos estado en cada uno de los lados.

Reflexiones de partida

Trabajo en un gabinete de comunicación, pero prefiero que sigan creyendo que toco el piano en un burdel”. El aforismo puede parecer exagerado, pero en toda profesión no hay nada peor que ser considerado un traidor a la causa. Quizá por eso nos hemos convertido en ‘apestados’ para buena parte de nuestros colegas periodistas.

Nuestros amigos periodistas están ‘enfadados’ con nosotros porque no entienden que periodistas con nuestra trayectoria estén ahora actuando de ‘filtro’ de la información, coartando supuestamente su libre acceso a la información, y por lo tanto incurriendo en un supuesto grave daño a los propios cimientos de la profesión periodística. Quienes impulsamos GUK somos periodistas, hemos ejercido el periodismo, lo hemos disfrutado, lo hemos sufrido. Y quizá tengamos una sensación extraña, de pequeña frustración por no haber encontrado las circunstancias que nos permitieran mantener viva la mecha de la ilusión, la pasión y la emoción del periodismo. Pudo haber sido, pero no fue.

Parte II:

En nuestro recorrido por este mundo, descubrimos que la comunicación no acababa en el periodismo, que la comunicación nos abría otras puertas, otras oportunidades, y que, por qué no, nos permitía construir un nuevo espacio, una nueva opción de vida. Camino que han seguido otros muchos periodistas con circunstancias, probablemente, muy distintas a las nuestras. Porque, antes de entrar en otros debates, convendremos unos y otros, los ‘coherentes e íntegros’ y los ‘adocenados’ de la profesión, que, al menos se ha creado un nuevo ámbito de oportunidad profesional para muchas personas que, por distintas razones, no han encontrado acomodo en los medios de comunicación. Las agencias y asesorías de comunicación han generado una nueva salida profesional a muchas personas del mundo periodístico. Este aspecto ya es un valor en sí para abordar un debate sobre el papel de este tipo de empresas de comunicación, partiendo del respeto y la consideración.

Parte III:

En este último año, he leído al menos dos entrevistas de dos buenos profesionales de la comunicación, con una trayectoria interesante y con el reconocimiento de la propia profesión, que ponen en duda, por no decir que lo descalifican abiertamente, el mundo de los gabinetes de comunicación. En definitiva, transmitían unas claves muy en boga entre los periodistas. Es cierto que hay responsables de comunicación (en el ámbito político, empresarial, etc.) de muy dudosa fiabilidad, profesionales que ejercen de comisarios políticos, que buscan, exigen e imponen –en función del ‘poder’ que creen tener- su verdad, la única posible, utilizando viejas formas ya caducas en lo que se refiere al trato y consideración a los medios y a los propios profesionales de estos medios. Es cierto también que hay empresas de comunicación que han contaminado el ambiente y han generado una percepción hacia el sector cuando menos de sospecha permanente. Todo eso y más, es cierto. Pero también es cierto que no habré encontrado a casi nadie en mi vida que me hable bien de la profesión periodística y de sus profesionales. No hace falta reiterar que no nos asiste un gran respaldo social ni una gran consideración profesional. Pero ni lo uno, ni lo otro, nos debería a llevar caer en simplificaciones injustas sobre el conjunto. Ni todos los periodistas son unos insensatos y unos irresponsables, ni todos los que trabajan en las empresas de comunicación son unos ‘correveidiles’ autoritarios, despectivos… e impresentables.

Parte IV

El debate, en resumen, se centra en el papel que han adquirido en los últimos años las empresas de comunicación en su supuesto –a veces real- cometido de filtro de la información de los intereses que representan (políticos, económicos, sociales…). La profesión periodística siente recelo ante el hecho de que su fuente de información ya no es directa, no es natural. Siente que se le han cerrado algunas puertas de acceso a la información, su interlocutor ya no es el responsable-generador de la información de interés sino un filtro, un profesional que conoce los vericuetos de la información y conoce las rutinas de producción de la información y que utiliza dichas herramientas para defender los intereses de su cliente, su buen nombre, su buena imagen. Estas herramientas se pueden utilizar desde un criterio estrictamente profesional, riguroso, o a través de otras vías menos ortodoxas.

Parte V

Las instituciones, las empresas, los organismos públicos y privados han llegado a la conclusión de que el mundo se mueve a gran velocidad y ellos no pueden estar quietos; es decir, deben responder a los tiempos actuales con las herramientas adecuadas en cada momento, ya no sirven las formas de hacer del pasado (¡!). Los medios han adquirido un papel predominante a la hora de generar estados de opinión, a la hora de ‘dar o quitar’, y ello conlleva cambiar de estrategia: dotarnos de profesionales que nos protejan –ante los medios-, y de profesionales que nos ‘lancen’ hacia el escenario público –a través de los medios.

Parte VI

Por lo tanto, hay una doble actitud, reactiva de defensa y protección del mal que nos pueden hacer los medios; y proactiva o de promoción del bien que podemos obtener en los medios… Siempre y cuando lo gestionemos adecuadamente. Y los medios –algunos más, algunos menos- lo ven como un obstáculo y no como una oportunidad. Y como es lógico, el ‘culpable’ es el periodista que ha caído en las garras del lobo. Reitero que muchos responsables de gabinetes de comunicación (amenazas encendidas, vetos, exceso de poder y prepotencia…) y muchas empresas de comunicación (agasajo a periodistas con regalos, negociar espacio informativo a cambio de grandes inserciones publicitarias, venta comercial pura con atrezzo periodístico, presión insistente a los medios con argumentos escasos, ‘puenteado’ al periodista a través del departamento comercial o dirección…) han contribuido de forma clara a generar este estado de opinión por parte de la profesión periodística.

Parte VII

Una de las conclusiones que queremos aportar en este debate inicial es la aceptación mutua, de unos y otros, de que el mundo ha cambiado, de que la añoranza del pasado no sirve para repensar el futuro, de que los medios han cambiado y el perfil de sus profesionales también han vivido un vuelco importante; de que los que generan la información quieren protegerla y quieren prever las consecuencias de una posible mala acción de comunicación. Y de que muchos profesionales de los medios han entendido que esa vía de comunicación proactiva a veces y reactiva otras muchas también es lícita, porque así como unos tienen derecho a informar, otros tienen derecho a proteger y salvaguardar su imagen. En definitiva, la aceptación de que este mundo ha cambiado nos lleva a pensar, también en este ámbito, que solos no podemos y que necesitamos aceptarnos, entendernos y ‘abrazarnos’.

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