8 de julio de 2022
El veterano teniente Somerset (Morgan Freeman), del departamento de homicidios, está a punto de jubilarse y ser reemplazado por el ambicioso e impulsivo detective David Mills (Brad Pitt). Ambos tendrán que colaborar en la resolución de una serie de asesinatos cometidos por el psicópata John Doe (Kevin Spacey) que toma como base la relación de los siete pecados capitales: gula, avaricia, pereza, lujuria, soberbia, envidia e ira.
La sinopsis de ‘Seven‘, gran película de los noventa que recomendamos revisitar, nos recuerda las dimensiones casi bíblicas de muchos de los pecados que se cometen a menudo en el mundo de la comunicación web y el marketing online en pleno 2016. En nuestro ánimo no está señalar a nadie, pero sí evidenciar ciertas malas prácticas que se llevan a cabo en muchas organizaciones que, con una orientación estratégica coherente, podrían corregirse.
La web corporativa debe ser la piedra angular de nuestra estrategia online, un gran contenedor digital donde proyectamos nuestra marca mediante contenido de valor, relevante para satisfacer las necesidades e inquietudes de información de nuestra audiencia. Sin embargo, muchas empresas no son aún conscientes de su importancia, a la vista de los numerosos errores de estrategia, o sencillamente de la falta de ella, a la hora de desenvolverse en el entorno web.
A continuación, presentamos los que a nuestro juicio son 7 los pecados capitales de la estrategia web:
La Gula
La gula digital consiste en alimentar compulsivamente la web y los social media con todo el contenido corporativo de una organización, sin tener en cuenta los intereses de los usuarios, los nuevos formatos y las posibilidades comunicativas que ofrece la red a día de hoy.
Una cantidad ingente de textos densos, escritos para memorias y catálogos corporativos, no puede ser nunca la base sobre la que se proyecten los valores de una empresa en el entorno online. Si además la web cuenta con otros ingredientes nocivos como una estructura excesivamente jerarquizada, un buscador deficiente, o la ausencia de contenidos relacionados, el plato puede ser explosivo.
La Avaricia
La avaricia asoma cuando nos encontramos con una estrategia web mal concebida, que piensa solo en el corto plazo, en resultados inmediatos, como aumentar las ventas de productos y servicios como por arte de magia, sin conocimientos sólidos sobre las posibilidades del medio y sin destinar recursos a la creación de contenidos.
La Pereza
La puesta en marcha de una nueva web corporativa es una excelente oportunidad para reinventarse e implementar un nuevo escaparate de presentación de los proyectos, de la oferta, de la filosofía y de las credenciales de una empresa.
Desgraciadamente la pereza y el miedo a moverse y evolucionar, se han instalado en los comités de dirección de muchas organizaciones, anquilosadas hasta tal punto, que renuncian a competir en un entorno tan cambiante y lleno de oportunidades. No hay más que ver los créditos de los pies de página de algunas webs corporativas de empresas importantes que viven todavía en 2003. Y no es un detalle menor, evidencia que no ha habido rediseño alguno ¡en 13 años!
La Lujuria
La lujuria es el exceso o sobreabundancia de cosas que excitan los sentidos. En el mundo web esto se traduce en una utilización desmedida y sin criterio de colores, sliders, llamadas a la acción, banners animados y todo tipo de elementos efectistas, que más que atraer al usuario, pueden provocar su espanto y huída inmediata. Si además, como sucedía con frecuencia hace tiempo, se opta por una errónea estrategia SEO basada en «trucos» tan poco recomendables como incluir metatags con la palabra ‘sex’ para atraer tráfico, el despropósito lujurioso alcanza la cima.
La Soberbia
La soberbia es un pecado capital muy frecuente en la estrategia web de muchas empresas. Un enfoque en los contenidos demasiado autorreferencial, donde solo contamos lo buenos que somos, sin tener en cuenta los intereses de nuestra audiencia, está abocado al fracaso. Los contenidos deben informar, resolver problemas, arrojar luz, educar y divertir, y esto obviamente no se consigue con una web egocéntrica.
La Envidia
Qué mala es la envidia… Simpre es bueno otear el horizonte para descubrir lo que hace el vecino y aprender de ello. Pero si esta vigilancia resulta obsesiva y toda la estrategia web se basa en copiar de forma mediocre fórmulas que funcionan a nuestros competidores sin conocer en profundidad por qué les funcionan, tiene visos de no llevarnos a ninguna parte. Cada organización, aún sirviéndose de referencias inspiradoras, debe ser capaz de encontrar su esencia, su modo de proyectarse y relacionarse en la red, debe ser capaz de dejar su sello personal como marca.
La Ira
Toda web corporativa ha de contar con unos mínimos protocolos de seguridad para hacer frente a eventuales vulnerabilidades, que pasan, entre otras tareas rutinarias, por actualizar versiones de los gestores de contenidos y los plugins.
La ira se desencadena cuando esto no se tiene en cuenta con el debido rigor y se produce un ataque de un hacker informático que ha encontrado una puerta trasera para tumbar el site. Para él es algo divertido, un nuevo aprendizaje, un reto superado. Para el responsable de sistemas de la empresa puede ser una auténtica p……
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