Cómo escoger las mejores imágenes para tus contenidos digitales

En una ocasión, hace ya bastantes años, Esperanza Aguirre interceptó a una periodista de un periódico de difusión nacional y le dijo: «No me importa lo que escribas, pero sacadme bien en la foto».

La declaración de la expresidenta de la Comunidad de Madrid revela a la perfección la extraordinaria importancia que tiene la imagen en la comunicación y su relevancia aumenta cuando hablamos de comunicación digital.Según la empresa estadounidense Hubspot, especializada en software para inbound marketing, 2016 será el año en el que el contenido visual tendrá más importancia para el posicionamiento SEO que la optimización de palabras clave. Las últimas actualizaciones del algoritmo de Google otorgan prioridad al contenido de alta calidad y tienen en cuenta el tiempo que el usuario pasa en una página web. Por lo que enriquecer el contenido con imágenes contribuirá a que el público se detenga durante más tiempo en tu web.

Los posts que publicamos en nuestro blog o los comentarios que hacemos en las redes sociales conseguirán capturar la atención de forma más efectiva y ser más compartidos si están acompañados de fotografías que apoyen el mensaje que queremos transmitir.

Que sí, que está muy usado, pero es cierto. Una imagen vale más que mil palabras. Así que a continuación te ofrecemos algunas pistas para escoger las mejores imágenes para tus contenidos digitales.

1.- Calidad

Es una obviedad, porque nadie busca deliberadamente acompañar sus contenidos de fotos malas, pero ¿qué significa escoger imágenes de calidad?

La fotografía es una disciplina compleja y no, un aficionado no se convierte en dos días en Sebastiao Salgado, pero hay una serie de requisitos básicos fácilmente identificables que los elementos gráficos debe cumplir para servir a los objetivos comunicativos.

El primero es el encuadre, es decir qué elementos de la realidad quedarán dentro de la imagen y cuáles fuera. En fotografía se trabaja esencialmente sobre dos encuadres diferenciados. El horizontal, el más empleado, aporta serenidad y armonía. Se usa para paisajes y grupos. Mientras, que el vertical, que transmite fuerza y dinamismo, es el más empleado para los retratos.

Otra de las claves cualitativas recae en la composición, que no es otra cosa que la disposición de los elementos en el cuadro. Tenemos que pensar en qué punto queremos centrar la atención de nuestro público y asegurarnos que se encuentra en el lugar en el que se deposita de forma prioritaria la vista. Por asombroso que parezca ese lugar no es el centro de la imagen. Una buena composición desplaza el elemento más relevante a los cuatro puntos de mayor potencia que determina la regla de los tercios (ver imagen). La vista se centra primero en esos puntos y luego se pasea por el resto del espacio.

Otro de los requisitos que no se deben pasar por alto es el foco. En la vertiente más clásica todos los detalles que aparecen en la fotografía estarán enfocados, nítidos, sin partes borrosas. Pero existen otras opciones. Es muy interesante jugar con el foco y combinar elementos desenfocados con elementos nítidos para conseguir determinados efectos, mostrar movimiento, centrar la atención en un punto concreto… Aunque máxima cautela con este recurso, debe tener sentido y cumplir una función, la estética siempre debe estar al servicio de un propósito y no al revés.

2.- Tamaño y resolución 

Para publicar recursos gráficos en tus contenidos digitales tienes que tener en cuenta el tamaño y la resolución. Ambos conceptos intervienen en el peso total de la imagen. Las redes sociales como Facebook y Twitter presentan unas dimensiones recomendadas que es aconsejable cumplir para lograr la máxima optimización de las imágenes, pero esas medidas han ido variando a lo largo del tiempo, por lo que hay que hacer un esfuerzo de actualización para saber en cada momento cuál es el tamaño óptimo de la fotografía que queremos compartir.

En estos momentos, la foto de perfil de Facebook debe tener 180 x 180 píxeles y la de portada 851 x 315. En Twitter la imagen de perfil es de 400 x 400, mientras que las medidas para la cabecera son 1500 x 500 píxeles. No olvides que un tweet con imagen tiene cinco veces más posibilidades de ser retuiteado, así que vale mucho la pena invertir tiempo tanto en el copy como en la imagen, que debe medir 1024 x 512 píxeles.

Además del tamaño, es clave tener en cuenta la resolución, que es el parámetro que hace referencia a la nitidez con la que se muestran los detalles. Si nuestras imágenes no van a ser imprimidas una resolución aceptable para su visualización en pantalla ronda los 72 ppp (píxeles por pulgada).

3.- Significado 

Otro requisito obvio, pero que nunca debemos pasar por alto. La imagen, como el texto, tiene que tener un contenido semántico, un significado, debe aportar información de valor, debe transmitir un mensaje. Las fotografías no son meras comparsas, aportan datos y además datos que se procesan muy rápidamente y que persisten en la memoria de nuestro público, así que es importantísimo escoger aquellas que tengan algo que decir y lo expresen de forma inequívoca, sin dar lugar a segundas interpretaciones o confusiones.

En los retratos fíjate muy bien en el encuadre, observa que no se corte la imagen en una articulación, ya que parecerá que la persona fotografiada carece de ese miembro. Presta atención al fondo, a quién aparece en segundo plano y recuerda que una fotografía tiene solo dos dimensiones, así que si detrás de la cabeza de nuestro retratado aparece una rama, en la imagen parecerá que es un apéndice de su organismo.

Y si para continuar el viaje por el universo inabarcable de los contenidos visuales necesitas compañeros, en GUK te ayudamos a contar tu historia con y sin palabras.

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