8 de julio de 2022
Cómo construir una identidad corporativa que sea comunicable
“Somos lo que hacemos repetidamente”. No seremos nosotros quienes pongamos en entredicho las conclusiones de Aristóteles, pero en términos comunicativos le vemos las costuras a esta sentencia. Las empresas y, más aún, las instituciones o administraciones públicas, han de ser capaces de transmitir quiénes son más allá de las tareas que ocupan su día a día.
“¿Quién soy?” Esta pregunta a la que cualquier ciudadano puede responder mostrando un carnet, se torna bastante más complicada cuando se refiere a organizaciones empresariales o a instituciones públicas complejas. Además, se da la circunstancia de que cuanto más intrincados sean los organigramas o mayor sea el alcance de sus competencias, más difícil resulta dar una única, concisa y transversal respuesta.
Explicar qué hacemos en lugar de quiénes somos nos ahorra el profundo dolor de cabeza que supone analizar y sintetizar en una frase toda la amalgama de acciones que emprendemos desde nuestra organización, ya sea pública o privada. En esto tenemos que darle la razón a Aristóteles.
Pero tanto si como empresa elegimos comunicarnos o como entidad pública nos sentimos en la obligación de hacerlo, nos debemos a un amplio abanico de interlocutores que deben saber quiénes somos para poder explicarles lo que hacemos y en calidad de qué.
En este artículo os vamos a ofrecer unos pasos esenciales para que más allá de que sepáis quienes sois, seáis capaces de comunicarlo.
La fuerza de un mensaje
Antes de adentrarnos en cómo abordar la titánica tarea de forjar una identidad corporativa, dejadnos que os contemos en qué os puede beneficiar. Porque, como habréis intuido, no es una tarea sencilla, pero os prometemos que de este ejercicio obtendréis algo más que una tarjeta de visita:
- Fortaleza interna. Más allá de un mensaje, la definición de vuestra organización o ente público será un espacio común en el que todos los departamentos del organigrama se sientan cómodos y representados, que sintetice vuestra misión y os ubique en un escenario concreto. Un nuevo punto de partida en el que os veáis como una unidad y no como una suma de áreas.
- Nuevas posibilidades de comunicación. Este proceso invita a llevar la reflexión un paso más allá. A analizar cómo, quién, cuándo, por qué y en qué circunstancias se realizan vuestras comunicaciones internas y externas y, en su caso, a redefinir esta estrategia acorde a vuestros objetivos.
- Dispersar la confusión sobre quiénes sois y qué hacéis. Vuestra flamante identidad podrá encabezar todas las comunicaciones, integrarse en la imagen corporativa, en todos vuestros canales y ayudaros a posicionaros en vuestro ámbito de competencia.
- Dirigir vuestros mensajes. Si sois vosotros quienes os definís, aumentaréis el control de cómo se os percibe de puertas afuera. Determinará cómo os identifican todas aquellas personas, medios de comunicación, empresas, instituciones y organismos públicos con los que debéis y queréis comunicaros.
¿A que ahora os apetece más iniciar este camino? Pongámonos manos a la obra.
Cocreando que es gerundio
Esperamos haberos animado lo suficiente, porque ahora llega lo más difícil: encontrar el camino que os lleve hasta vuestra frase, definición o lema que os representará ante cualquier interlocutor. La identidad corporativa debe ser el paraguas que dé cobertura a cada uno de vuestros departamentos y a cada una de vuestras acciones, de modo que no existe otra vía que la del consenso.
En este sentido, los talleres de cocreación representan una herramienta útil para que, entre todos, obtengáis conclusiones que os permitan construir vuestro mensaje y, a partir de él, vuestro discurso de comunicación. Para empezar, debéis formar una mesa de trabajo y designar quiénes van a formar parte de ella. Os sugerimos nombrar portavoces que representen a cada una de las ramas del organigrama y un moderador que dirija las sesiones y recoja las conclusiones principales que se produzcan en los debates.
Los participantes de esta comisión de trabajo tendrán que hacer un ejercicio de concisión para encontrar el mensaje principal y transversal que mejor represente vuestra identidad corporativa.
En torno a este mensaje fuerza, surgirán mensajes secundarios que, sin contravenir a la idea principal, aportarán más detalles sobre las competencias, tareas y acciones concretas de vuestra organización.
Una vez identificados los mensajes fuerza y los secundarios, podréis articularlos en torno a un discurso que os servirá para identificaros ante la sociedad en general, los medios de comunicación, otras empresas o instituciones.
Ya veis que, aunque el proceso parezca un tanto abstracto, sus resultados no pueden ser más prácticos. No tardaréis en descubrir que la identidad es un elemento de gran fuerza y cohesión para vuestras estrategias de comunicación.
En GUK somos especialistas en la gestión de la comunicación. Si crees que podemos echarte un cable con tu identidad corporativa, ¿por qué no te pones en contacto con nosotros?