“Ni soy periodista ni pretendo hacer periodismo. Esto es un blog y el único criterio que sigo cuando escribo (supongo que el resto de redactores siguen el mismo) es el que en cada momento me da la gana…”. Esta réplica de Antonio del Moral, conocido bloguero a una persona asidua a su blog, sobre un tema que no viene a cuento, representa de forma gráfica la constatación práctica de un debate que nos preocupa desde hace un tiempo, en concreto desde que hemos aterrizado en el mundo blog y las redes sociales. Algo similar escuchamos recientemente a otro de los blogueros referentes a nivel nacional (microsiervos.com). Es decir, la ‘democratización’ y ‘socialización’ de la labor informadora nos ha llevado a que las nuevas herramientas de comunicación, generadoras de información y estados de opinión, están lideradas por personas que ni son periodistas, ni lo pretenden, e incluso desprecian esta profesión y, por lo tanto, desprecian los criterios principales sobre los que se fundamenta la profesión del informador. No sé si les suenan estos términos: ‘veracidad’,’ rigor’, ‘objetividad’, ‘credibilidad’… Nada de eso, ‘lo que me dé la gana’.
Algo mal habremos hecho los que nos consideramos profesionales de la labor de información, muy despistados hemos debido de estar estos últimos años para que irrumpan con fuerza nuevos adalides de la ‘información’ a los que no les importa demasiado sobre qué pilares se sustenta ésta. Y lo peor de todo, tienen mercado, tienen negocio, les leemos, les otorgamos autoridad. Algo hemos hecho mal.