Compañeros periodistas, toca espabilar. El periodismo vive horas bajas. Vale. La empresa periodística está hecha unos zorros. De acuerdo. Las condiciones para ejercer la profesión no son las mejores. También. Pero toca dejar de mirarnos al ombligo de una vez y movernos, ponernos las pilas, o nos van a adelantar por izquierda y derecha.
Esta reflexión viene siendo habitual desde hace algún tiempo en este blog. Pero nos apetece volver a dar un aldabonazo a esta profesión tan acomodad en su atalaya después de haber tenido ocasión de compartir la inquietud con Juan José Millás.
Porque ayer nos dimos el lujazo de participar en un encuentro de periodistas tuiteros con el escritor, gracias a la iniciativa de #periodistas20NAV y a la cortesía de @civicanBC. Y comprobamos que su opinión al respecto no dista mucho de la nuestra: ya basta de quejarnos y a trabajar.
Dice Millás que las limitaciones son inherentes a cualquier actividad humana, y pone como ejemplo a quien practica windsurf y aprovecha el viento en contra para avanzar. Eso nos pide que hagamos, superar las dificultades a base de creatividad, de ganas de hacer cosas y de reinventarnos.
Vivimos tiempos de cambios vertiginosos, con un paradigma de periodismo que lleva ya mucho tiempo en el crematorio. Pero Millás nos dice que es el único que tenemos, y que mientras se articule otro, no queda otra que trabajar con un paradigma muerto. Pero haciendo una revolución en el periodismo, reinventándolo, o como dice él, impregnándolo de “bastardía”.
Y apostando por la calidad. “El periodismo bueno es caro, pero al final sale más caro el barato”, nos explicó Millás. En definitiva, ha terminado el tiempo de la queja y de ver cómo el tren pasaba delante de nuestras narices mientras pacíamos cómodos en nuestro terreno. Es hora de movernos. Y rápido. En ello estamos.
