Toca una de mirada retrospectiva. Hemos cumplido 5 años desde que tomáramos la –irresponsable- decisión de abandonar el ‘calor’ de una gran empresa para sumergirnos en una bonita aventura en la que se atisbaba el precipicio con mayor nitidez –irrumpía con fuerza la crisis económica-, si bien todos los riesgos y temores se compensaban con muchas dosis de ilusión y de autoestima, es decir, creíamos en nosotros y en nuestra posibilidad de llevar a cabo nuestro proyecto.
De lo que no éramos conscientes era de que el ‘suelo’ que pisábamos también se estaba resquebrajando, creíamos que era un suelo sólido y firme y, sin embargo, estaba anidando un cataclismo importante, no solo en términos de destrucción –que también, si vemos la deriva que ha adoptado el sector-, sino de radical transformación en el fondo y la forma. Pongamos que hablamos de la ‘industria’ de la comunicación, el periodismo, las Public Relations (RRPP)…, en definitiva, nuestro ‘suelo’.
Hoy nos miramos y no nos reconocemos. En tan solo cinco años hemos vivido un monumental cambio en nuestra profesión y en nuestras propias vidas: hemos pasado de una concepción tradicional y convencional de nuestra profesión a un nuevo enfoque, una nueva filosofía, una nueva forma de concebir todo el universo de la comunicación.
En definitiva, un punto de no retorno, que nos ha llevado a una nueva constelación donde emergen iconos, vocablos y herramientas de comunicación que han alterado todo nuestro ecosistema y que ha dado al traste a toda posible vocación de permanencia en un limbo romántico, de añoranza de las dinámicas ‘artesanales’ del pasado.
No es sino una constatación de que para sobrevivir en el medio hay que adaptarse al mismo, porque éste no se va a adecuar a ti, ya que ha decidido unilateralmente sumergirse en un frenética dinámica de cambio imparable –donde todo caduca de forma repentina-, en una crisis permanente –también concebida en positivo-, en una incertidumbre constante –acabose la comodidad y la monotonía.
Seguimos siendo GUK, pero hemos mudado de piel, como las serpientes. Ahora somos ‘otro’ GUK.
Y, como no es tiempo para despistarnos en celebraciones, hemos pensado que teníamos que adecuar la imagen y presencia a las coordenadas que marca ese ‘otro’ GUK, para dejar constancia de una evolución digamos ‘natural’ y para marcar la pauta de lo que tiene que ser nuestro horizonte en términos de objetivos, valores, filosofía, etc.
Tuvimos la tentación de conformarnos con la continuidad, hacer un par de retoques en nuestro ‘traje’ y seguir batallando, pero finalmente decidimos que habíamos llegado a un punto de inflexión y que tocaba traducir toda nuestra evolución en una nueva expresión, en una nueva imagen. Y nos hemos puesto un poco ‘líquidos’, hemos optado por una nueva marca corporativa, líquida, que creemos representa mucho mejor todos los vértices, los matices de GUK, como servicio de comunicación y relaciones públicas avanzado y adecuado a un entorno digital, móvil, dinámico y cambiante. La traducción gráfica de esta expresión se la debemos a Move Branding y, en concreto, a dos grandes amigos, Patxi y Marisol. Es increíble su habilidad para captar nuestra esencia y proyectarla.
Y este nuevo ‘traje’ tiene una extensión en el escaparate virtual de GUK, por medio de una nueva página web actual, moderna, joven y alegre, que permite mostrarnos como somos, un grupo de profesionales de la comunicación y las relaciones públicas con experiencia y con una oferta de servicios de comunicación dirigida a proyectar y promover las marcas de nuestros clientes, pero sobre todo un grupo de personas muy conectadas con la realidad actual. Esta nueva criatura se la debemos al gran trabajo de Wegetit, con Iñaki Mujika al frente, pero con el inestimable apoyo de Goretti, siempre atenta y con una sonrisa dispuesta para nosotros, a pesar de provocarle un real mareo con todas nuestras exigencias y cambios.
Este nuevo GUK hubiera sido imposible hace cinco años y, sin embargo, sirve de cimiento sólido para el GUK que os volveremos a presentar –seguro- en otros cinco años. Y apostamos a que tampoco se va a reconocer en el actual. Es decir, ¡esto no ha hecho más que empezar!