Se han escrito ríos de tinta (o de bytes) sobre la crisis del periodismo tradicional y el surgimiento de una nueva profesión, con una nueva filosofía y unas nuevas reglas del juego, en buena medida todavía por escribir. El diagnóstico del enfermo está bastante claro, pero todavía hay serias discrepancias sobre el tratamiento que debe seguir. En lo que sí parece haber consenso es en la asunción de que el escenario ha cambiado de forma radical e irreversible y que estamos en una nueva era para el periodismo.
Sin embargo, no se ha analizado tanto la revolución que también está viviendo en paralelo el sector de las Relaciones Públicas (entiéndase latu sensu). El viejo librillo de difundir historias con enfoque periodístico para lograr su difusión en medios de comunicación de masas (aunque las RRPP puedan tener una dimensión que no se limita a este ámbito) tiene un recorrido más y más limitado. Cada vez hay menos medios convencionales, cada vez llegan a menos gente y cada vez interesan menos las noticias corporativas vía nota de prensa.
La eclosión de la web 2.0 y las redes sociales ha revolucionado más si cabe el statu quo, empoderando al gran público, que ha pasado de ser mero receptor pasivo de mensajes a emisor, conversador y prescriptor. Un nuevo contexto que comienza a dar por agotado el viejo modelo de Relaciones Públicas, pero que abre la puerta a nuevas y exitosas fórmulas para que los profesionales de la comunicación lleguemos a nuestros públicos con nuevos mensajes, recibamos feedback inmediato y generemos conversación.
Así que si en el periodismo se ha pasado de hablar de editores a creadores de contenido, de lectores a participantes, de publicación a conversación, las Relaciones Públicas también están experimentando su propia metamorfosis. De las 5W al storytelling, de la nota de prensa al contenido social, del impacto en medios al branded content, de llegar al público a implicar a la comunidad. Como apunta Lewis Dvorkin en Forbes, un nuevo lenguaje está gestándose.
En parte para adaptarse a ese nuevo ecosistema. Pero no sólo. También para explorar, innovar y encontrar nuevas formas de llegar a nuevos públicos. Es tiempo de pensar diferente, de cambiar el chip y de reinventar las Relaciones Públicas. Nuestro trabajo va a ser más difícil, sí, pero mucho más divertido.
(GIF extraído de la web #whatshouldwecallme)