Hasta hace bien poco mirábamos a nuestro alrededor y veíamos un desierto, un páramo. Y nos mirábamos y veíamos que no estábamos muy acompañados, por no decir que éramos los raros de la clase. La comunicación científica no estaba (no está) bien vista ni por parte de los que ejercían la ciencia ni menos aún por quienes ejercían la comunicación. Dos profesiones con larga tradición que se han tenido una gran antipatía. No vamos a ocultar que siguen sin caerse del todo bien.
Veíamos la universidad, con centros de referencia en la formación cualificada en áreas científicas diversas, y también en disciplinas humanísticas, y en concreto la comunicación o información/periodismo en sus diferentes variantes. Y veíamos que la desconfianza mútua llegaba también al ámbito académico.
Ni la proximidad física ha podido con los diques que han construido unos y otros para protegerse de los supuestos ‘frikies’ –por utilizar un término muy de la época- del otro lado de la orilla. Se han obviado, se han despreciado mutuamente. Hablamos del País Vasco, como podríamos extender esta reflexión a otros territorios sin apenas excepciones.
Pero las cosas afortunadamente van evolucionando y, a pesar de que los diques tengan hormigón bien armado, alguien ya ha empezado a ver cómo se pueden ir moviendo, cómo se pueden agrandar las grietas que algunos animados y atrevidos han tratado de construir durante esa historia de enemistad mutua.
Hoy se ha presentado públicamente la nueva Cátedra de Cultura Científica que va a crear la Universidad del País Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU), con la colaboración de la Diputación Foral de Bizkaia, y que va a estar dirigida por el catedrático de Fisiología Animal, ex rector de esta universidad y apasionado divulgador de la ciencia (Uhandrea), Juan Ignacio Pérez Iglesias. La Cátedra nace cargada de ilusiones y de proyectos, con unos objetivos sumamente ambiciosos e interesantes, en términos de divulgación/difusión, investigación y análisis, colaboraciones con otras universidades y socialización del conocimiento científico. Un proyecto realmente apasionante que esperamos pueda contribuir a construir unos nuevos cimientos sobre los que articular una nueva sociedad del conocimiento donde los diques sean sustituidos por puentes y donde establezcamos unas redes de interrelación y colaboración entre la ciencia y la sociedad, entre la ciencia y los medios de comunicación. Zorionak!